domingo, octubre 25, 2009

VIAJE A ESTADOS UNIDOS: NEW YORK 6 - VARIOS

Tomamos el ferry que conecta Manhattan con Staten Island, lo toman miles de neoyorkinos a diario. Es gratis y nos ha evitado las larguísimas colas (de hasta 3 0 4 horas) del ferry que va a la isla donde está la Estatua de la Libertad (y que ademas vale unos cuantos dolarillos). Desde nuestro ferry se veía el sur de Manhattan y pasa al lado de la Estatua de la Libertad
La Estatua de la Libertad, es uno de los monumentos más famosos de Nueva York, de los Estados Unidos y de todo el mundo. Se encuentra en la isla de la Libertad al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla Ellis. La Estatua de la Libertad fue un regalo de los franceses a los estadounidenses en 1886 para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y como un signo de amistad entre las dos naciones. Fue inaugurada el 28 de octubre de 1886 en presencia del presidente estadounidense de la época, Grover Cleveland. La estatua es obra del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi y la estructura interna fue diseñada por el ingeniero Gustave Eiffel.[2] El arquitecto francés Eugène Viollet-le-Duc, estuvo encargado de la elección de los cobres utilizados para la construcción de la estatua. El 15 de octubre de 1924, la estatua fue declarada como monumento nacional de los Estados Unidos y el 15 de octubre 1965 se añadió isla Ellis. Desde 1984 está considerada Patrimonio de la Humanidad, según la Unesco
¡POR FIN!... una foto romántica de nuestra escapada a Nueva York... ¡¡¡¡YA ERA HORA!!!!
Para volver al Empire State desde el embarcadero del ferry, nos vimos obligados a tomar el metro de Nueva York, debemos decir en su defensa que comprar un tiket es mucho mas fácil que el metro de Washington, sin embargo, el metro neoyorkino es horriblemente feo e intimidatorio. Recorrimos unas 9 estaciones y debo avisaros... ¡QUE LLEGAMOS SANOS Y SALVOS A NUESTRO DESTINO!... jejeje

Ya en el hall del Empire State Building, empezamos la larga cola que doblaba por entre los pasillos del edificio con elsimple afán de conducirnos hacia el ascensor del mismo. Ya en la cola el procedimiento era el mismo que el de todos los museos de los Estados Unidos, que si te revisan el bolso, que si la cámara, que si la gorra, que si los bolsillos... vaaale, pase!... Subimos pues, al piso 86 para llegar al atiborrado mirador donde pudimos admirar el espectacular skyline de la ciudad de Nueva York. Subiendo rapidamente por el ascensor nos preguntábamos si a King-Kong le habían puesto tantos impedimentos para subir a lo alto del rascacielos neoyorkino sobretodo si tenemos en cuenta, que llevaba una rubia en sus manos y a ella, ¡¡¡NO EL HABÍAN REVISADO EL BOLSO!!!
Desde las alturas vislumbramos el bellísimo edificio Fuller Building, más conocido como Flatiron Building debido al parecido del mismo con las planchas de hierro de la época. Este bello edificio fué considerado durante 10 años el edificio más alto de Nueva York, con sus 21 pisos de altura (87 metros). Edificio de propiedad privada destinado a uso de oficinas y alguna vivienda. Es uno de los primeros rascacielos construidos en Nueva York, ha sido el precursor de la era de los rascacielos (Chrysler Building y Empire State). Es de estilo modernista, con rasgos renacentistas. Su estructura es de acero recubierta de piedra caliza y ladrillo terracota vidriado; con detalles ornamentales que cubren la piel de la estructura (arcos, columnas, pilastras, flores de lis, medallones, mascaras…) Las fachadas de Broadway y la Quinta Avenida son idénticas, mientras que la de la Calle 22 es algo más simple por debajo de la cornisa continua
Una fiesta DE ALTURA
Pudimos con la cámara, acercarnos al hermoso Chrysler Building de estilo arquitectónico Art Deco; la ornamentación distintiva de la torre está basada en los tapacubos usados por entonces en los automóviles Chrysler. En cada esquina del piso 61 hay una gárgola con forma de águila.[1] En las esquinas del piso 31, están unas réplicas de las tapas de los radiadores de los automóviles Chrysler de 1929, a las que se les añadieron unas alas. El vestíbulo es igualmente elegante. Cuando el edificio se abrió por primera vez, contaba con una galería de acceso al público en la parte superior, y esta galería fue sustituida pocos años más tarde por un restaurante. Pero ninguna de estas dos iniciativas fueron capaces de ser económicamente sostenibles durante la gran depresión, así que el originario mirador se convirtió en un club privado. Los pisos superiores del edificio son estrechos, con techos inclinados y bajos, diseñados pensando principalmente en el aspecto exterior, con interiores útiles únicamente para albergar emisoras de radio y otros equipamientos mecánicos y eléctricos. En los años más recientes, el edificio Chrysler ha seguido siendo uno de los favoritos de los neoyorquinos. En verano de 2005, el Museo de Rascacielos de Nueva York escogió a cien arquitectos, constructores, críticos, ingenieros, historiadores, y eruditos, entre otros, para que eligieran a sus 10 rascacielos favoritos entre los 25 de Nueva York. El Edificio de Chrysler quedó en primer lugar, ya que el 90 % de los elegidos colocó el edificio entre sus 10 edificios favoritos de Nueva York
El Chrysler Building despuntando con su belleza por entre el tupido y denso skyline de la gran manzana
Y en las alturas Ame y Roberto (escuchando los entresijos de Nueva York con su guía telefónica) disfrutando de una tarde en la gran manzana en el mirador del Empire State Building
Todo lo que empieza termina, y la experiencia americana para nosotros llegaba a su fin, los días fueron intensísimos, amorosos, acalorados, sorprendentes, amabilísimos, sofocantes, sonrientes, agobiantes y eternos. El domingo que debíamos volver a Barcelona salimos a caminar por Madison para despedirnos de Nueva York y cual fué nuestra sorpresa al descubrir que, en pleno centro de Manhattan, se ponía un mercadillo 'dominguero'. Compramos unas gorras baratísimas, Roberto se comió su último hot-dog neoyorkino, volvimos al hotel, cerramos las maletas y partimos de nuevo a Barcelona, con la enorme satisfacción de haber vivido 'in situ' lo que antes solo sabíamos de oídas acerca de una pequeñísima parte de los Estados Unidos y que les compartimos en este breve recuento de viaje.

los3debarcelona
En Barcelona a 25 de octubre de 2009

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